Budapest en 36 horas: qué comer, beber y ver

Qué comer, beber y ver en Budapest, según los locales

El alma bohemia de Budapest

Budapest, la capital húngara, combina su encanto histórico con una vibrante modernidad. Los restaurantes tradicionales que sirven csirkepaprikás (pollo con pimentón) y töltött káposzta (rollos de col rellenos) ahora comparten escenario con locales de cocina innovadora. Del mismo modo, los famosos "ruin bars", con sus muebles desparejados en edificios antiguos, conviven con una creciente escena de coctelería y bares de vino natural que apuestan por maridajes creativos.

Un recorrido por Buda y Pest

La guía propone un itinerario de 36 horas. El viaje comienza en el lado de Buda, con un almuerzo en Mandragóra y un paseo por el Distrito del Castillo para visitar la Iglesia de Matías y el Bastión de los Pescadores. La noche se dedica a explorar la escena del vino natural en bares como Parlé y Pebbles. El sábado arranca en Pest, con un desayuno en la panadería Artizán, cerca de la Basílica de San Esteban y el Parlamento, seguido de una visita al Museo Zwack Unicum. La tarde incluye una excursión a las bodegas de Budafok, como la de Sauska. La noche transcurre en la elegante Avenida Andrássy, cenando en lugares como Két Szerecsen o Fleischer Restobar, y tomando cócteles en el Distrito VII. El domingo se reserva para un relajante baño en el histórico Balneario Gellért, tras cruzar el Puente de la Libertad, y un café de despedida en la animada calle Bartók Béla.

Sabores y bebidas imprescindibles

La gastronomía es un pilar de la experiencia. Se recomiendan platos clásicos como el goulash y el lángos, este último en una versión de lujo en el bar MÚZSA. Para los amantes de las bebidas, es obligatoria una degustación del licor de hierbas Unicum. La ciudad también destaca por su floreciente escena de cerveza artesanal, con lugares acogedores como Beer People, y una sofisticada oferta de vinos, especialmente los espumosos de la bodega Sauska.

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